Claramente, tanto el Qigong como el Tai Chi son muy adecuados para la prevención, tratamiento y rehabilitación de la salud cardiovascular.
– Roger Jahnke (2005)
De acuerdo con la OMS, las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte en el mundo, tanto en hombres como en mujeres. Se calcula que en 2004 murieron por esta causa 17,1 millones de personas, y que para el 2030 la cifra llegará a los 23,6 millones. Muchas de las muertes asociadas a las ECV pueden evitarse con una dieta adecuada, limitando o eliminando el hábito de fumar y realizando ejercicio. Con estas estrategias se combate lo que ha dado en llamarse “factores de riesgo modificables”: conductas de las que se deriva la mayor parte de los casos de cardiopatía coronaria y enfermedad cerebrovascular. Es así como la práctica del Taijiquan ha encontrado su espacio en los programas de prevención (y tratamiento) de la ECV.
En los últimos años la atención a personas con problemas cardiacos viene incluyendo modalidades terapéuticas complementarias y alternativas a la medicina tradicional. Dos de las modalidades más investigadas son el Qigong y el Taijiquan.
The rationale for the medical/therapeutic application of regular Qigong and Tai Chi practice in cardiovascular health care can directly and indirectly address all of the conventional modifiable risks for cardiovascular disease. (Jahnke, 2005:207)
Los efectos positivos del Taijiquan en la función cardio-respiratoria se han comprobado desde el primer estudio realizado al respecto. Se trata de una investigación realizada por el Institute of Sports Medicine (Beijing Medical University) en 1959, en la que se evaluó el efecto en la salud de la práctica prolongada de Taijiquan. Para tal efecto, a través de un Step Test de un minuto, se midió la función cardiorespiratoria de 31 personas mayores con 40 años de práctica de Taijiquan. Todos los practicantes de Taijiquan pudieron completar la prueba sin problemas, con la excepción de una persona. Los miembros del grupo de control fallaron con mayor frecuencia (Li, Hong, Chan, 2001).
Practicar Qigong y Taijiquan ayuda a disminuir la presión arterial, a incrementar el tamaño de los vasos sanguíneos y a disminuir los efectos negativos de la inactividad y el sobrepeso. Indirectamente, también contribuyen a restringir hábitos negativos y a cambiar la dieta. Además, estas disciplinas producen tranquilidad, paciencia, paz interior y, por esta vía, reducen los efectos adversos del estrés. Finalmente, el hecho de que su práctica sea una forma de ejercicio entre leve y moderado hace del Qigong y el Taijiquan actividades más apropiada que el ejercicio vigoroso para personas con enfermedad cardiovascular. Estos son los principales resultados obtenidos por los investigadores, de acuerdo con el texto “Qigong and Tai Chi: Traditional Chinese Health Promotion Practices in the Prevention and Treatment of Cardiovascular Disease” (Jahnke, 2005).
En este texto, Roger Janhke revisa los estudios clínicos disponibles sobre Qigong y Taijiquan, disponibles hasta 2005. Como puede suponerse, dichos trabajos son aún escasos. Entre los ensayos revisados solo 15 analizan cuestiones relativas a la salud cardiovascular (estos trabajos están seguidos de cerca por 14 estudios sobre asma). Las investigaciones sobre Taijiquan aparecen como más interesadas en la prevención de las caídas y en el equilibrio (11). Pero también hay trabajos sobre salud cardiovascular (4). Para el caso concreto de las personas mayores Hong, Li y Robinson (2000) mencionan dos estudios que hablan positivamente de los efectos del Taijiquan en la salud cardiovascular: (1) Lai y sus colaboradores (1995) encontraron que dos años de práctica de Taijiquan retrasa el descenso de la función cardiovascular y (2) Scaller (1996) concluye que 10 semanas de práctica del Taijiquan simplificado mejora la presión sanguínea sistólica y diastólica. Los mismos Hong, Li y Robinson realizaron un estudio con practicantes habituales de Taijiquan en el que se muestra que esta disciplina es beneficiosa para la función cardiovascular de los mayores.
Es muy probable que en los años venideros la ciencia médica se interese por estos hallazgos y produzca más investigaciones sobre el tema. El post que hemos publicado bajo el título “Mejorar la estabilidad del sueño con Taijiquan” es un ejemplo del tipo de análisis en pacientes con problemas cardiacos. Sin embargo, hasta que no se cuente con un mayor cuerpo de datos y análisis, afirma Janhke (2005), resulta imposible medir el grado de beneficio o identificar los mecanismos de acción que hacen del Taijiquan una práctica prometedora en el campo cardiovascular. En cualquier caso, no es prematuro para el autor afirmar que el Taijiquan, incluido en un programa que combine los beneficios del ejercicio suave, la meditación y el apoyo social… “es una aproximación tanto al fitness como a la meditación que es más ampliamente accesible y más fácil de implementar que otras formas tradicionales de ejercicio o que las formas tradicionales de meditación en posición sedente” (p. 207).
Referencias
Beijing Medical University Institute of Sports Medicine (BMUISM) (1959). A medical observation on aged Tai Ji Quan players. Journal of Beijing Medical University, 1:73–100.
Hong, Youlian; Li, Jing Xian; Robinson, P. D. (2000). Balance control, flexibility, and cardiorespiratory fitness among older Tai Chi practitioners.British Journal of Sports Medicine, 34:29-34.
Lai, J.S.; Lan, C.; Wong, M.K.; Teng, S.H. (1995). Two-year trends in cardiorespiratory function among older Tai Chi Chuan practitioners and sedentary subjects. Journal of the American Geriatrics Society, 43:1222–7.
Li, J. X.; Hong, Y.; Chan, K.M. (2001). Tai chi: physiological characteristics effects on health. British Journal of Sport Medicine, 35;148-156.
Jahnke, R. (2005). Qigong and Tai Chi: Traditional Chinese Health Promotion Practices in the Prevention and Treatment of Cardiovascular Disease (p. 204-219). En Frishman, W.H.; Weintraub, M.I.; Micozzi, M.S. (Eds.).Complementary and integrative therapies for cardiovascular disease. United States of America: Elsevier.
Schaller K.J. (1996). Tai Chi Chih: an exercise option for older adults. Journal of Gerontology Nursing; 22:12–17.