Los paralelismos que se pueden realizar para comparar la Alquimia occidental y el Taoísmo alquímico es posible abordarlos en forma analítica con distintos criterios o categorías de ordenamiento. Se puede hacer desde el punto de vista filosófico, psicológico, de las pautas y símbolos, de las ciencias y técnicas vinculadas, y de la proyección de cada una respecto a la sociedad:
a) Aspecto filosófico
¿Existe una filosofía que se encuentre detrás de las prácticas y operaciones internas de la alquimia? Así es, efectivamente, la alquimia occidental tiene como sustento teórico o abstracto a la filosofía hermética y, por su parte, la alquimia taoísta tiene como fundamento a la filosofía taoísta clásica, que se expresa en los textos de Laozi, Wenzi, Liezi y Zuangzi.
Ante la pregunta de si es posible encontrar el carácter de religión en estas filosofías, cabe señalar, por una parte, que el Hermetismo no es una religión, aunque la mayoría de sus adeptos hayan sido cristianos.
Por otra parte, la Filosofía Taoísta Clásica tampoco es una religión, aunque en el primer milenio d.c. un grupo fundó o inauguró un taoísmo religioso, con un amplio panteón de dioses y diosas, el cual se enraizó en diversos grupos de la sociedad china.
Con respecto a la idea de Dios, la Filosofía Hermética lo aborda de manera no religiosa. Dios sería un principio o la totalidad que abarca al Todo o Universo, aunque se pueda distinguir al Cosmos como entidad separada. Menos aún, tampoco considera la existencia de una entidad independiente con atributos o rasgos antropomórficos con poderes absolutos determinando el bien o el mal sobre el mundo, la naturaleza y el ser humano.
Por su parte, la filosofía taoísta es completamente no religiosa, puesto que ni siquiera considera el vocablo Dios. La filosofía Taoísta parte de la existencia de un principio esencial o Tao, indescriptible e incluso innombrable, que rige el sentido de la vida y del universo.
Aparte de Dios está el concepto de Cosmos. Reconociendo como un hecho la existencia de una cosmogonía, el Hermetismo acepta que todas las cosas provienen del Uno y que el Uno las envuelve o incluye a todas.
Para la filosofía Taoísta, el Tao vendría a ser el Uno, pues es éste principio la fuente de vida de todas las cosas y todas están incluidas o inmersas en él.
Otro concepto filosófico u holístico que distingue al Hermetismo es que el movimiento, nos referimos al movimiento de la realidad en su esfera manifiesta, se expresa en dualismos opuestos, en una dialéctica cuyos vocablos más comunes son macho y hembra, pero que se puede descubrir en multitud de pares de oposiciones.
Por su parte, el Taoísmo también reconoce algo similar, aceptando que el movimiento obedece a una ley interna dialéctica de dos polos (Yin Yang) que se expresan de manera muy variada en las formas que las esferas de la realidad adoptan particularmente.
b) Aspecto psicológico
La Alquimia occidental siempre tuvo un propósito vinculado al ser de la persona, un trabajo interno con el Uno Mismo, el cual, bajo una terminología aparentemente oscura o especializada encubría la purificación del alma por la vía de las metamorfosis progresivas del espíritu. En otros términos, al ser considerado el ser humano o materia filosófica como perfectible, los procedimientos alquímicos constituían un instrumento psicológico interno para iniciar la construcción del Anthropos o modelo arquetípico de perfección humana. Lo anterior significaba que, al manifestar el adepto la voluntad de cambiar para ser mejor, aceptaba la existencia dentro de sí de un poder ligado a una entidad denominada “maestro interno”.
Por su parte, el taoísmo planteaba la búsqueda de habilidades físicas y psíquicas, a través de un entrenamiento integral y permanente, partiendo de una base similar, en el sentido de disponer de una voluntad a toda prueba, con un compromiso personal fuerte y decidido, pues el rigor con uno mismo era la prueba de fuego para medir el propio grado de avance.
Así como ambas posturas o filosofías reconocen la existencia de un “maestro interno”, también reconocen que el individuo no lo puede todo solo, al contrario, requiere de ayuda o del apoyo de un “maestro externo”, lo cual, en el caso de la Alquimia occidental, se expresa en el modelo iniciático, es decir, un proceso de construcción individual cuyo punto de partida es la Iniciación, el cual es entregado formalmente por un grupo o secta a la cual el adepto adhiere en cuerpo y alma.
Entre los taoístas alquímicos ocurría algo similar. Hasta el día de hoy, y a través de milenios, se agruparon en sectas de larga tradición en las cuales el adepto debía ir pasando por pruebas y niveles de desarrollo sucesivos. Cabe destacar que los estados más avanzados del perfeccionamiento sólo se alcanzan mediante la entrega de conocimientos o arcanos transmitidos por la intervención directa de un maestro consumado.
Ahora bien, el proceso de perfeccionamiento del individuo debe ser realizado mediante operaciones internas. Es así como la Alquimia Occidental plantea la purificación del alma a través de metamorfosis progresivas del espíritu, las cuales podemos ejemplificarlas en parte mediante el rito de la muerte simbólica o cambio del que se es para nacer espiritualmente como alguien distinto más evolucionado, o también, mediante la metáfora o proceso de desprendimiento de los metales o escorias, que no son más que etapas sucesivas para llegar a un estado puro o iluminado.
En el caso del taoísmo alquímico, las operaciones no son sólo psicológicas sino, además, físicas. Se utilizan las técnicas para meditar, de las cuales los especialistas señalan que hay alrededor de 12 escuelas o técnicas distintas. A ello se agrega el proceso psicosomático de despertar, canalizar y transmutar las energías hasta lograr la madurez espiritual y el pleno dominio de sí mismo.
Abundando en el tema de los procesos internos, los cuales son dirigidos mediante ejercicios por el propio interesado, la Alquimia occidental designa –con su lenguaje cifrado- al método en términos globales como Gran Obra, el cual es, ni más ni menos que el trabajo espiritual referido a las fases de obtención de la Piedra Filosofal, denominadas Purificación de la Sal, Coagulación del Mercurio y Fijación del Azufre.
En el Taoísmo alquímico, también los diferentes métodos para desarrollar los procesos internos tienen designaciones metafóricas y simbólicas, como la combinación y transmutación de los Tres Tesoros (las tres energías fundamentales), las cuales darán origen al Elixir Dorado, que es la recuperación del Tao primordial y es la base no sólo de una mejor salud y vida, sino que corresponde a la conexión con el Cosmos. Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre unos y otros métodos, que va mucho más allá de las designaciones, pues la concepción taoísta es más integral y no deja de lado lo físico o energético para centrarse en lo mental, como pareciera desprenderse del enfoque occidental.
Más arriba dejamos entrever los productos psicológicos que se obtendrían del trabajo sobre el Uno Mismo. La Alquimia Occidental identifica bajo la designación de Piedra Filosofal el resultado avanzado de sus procedimientos, que corresponde a una materia filosófica o ser humano evolucionado, el cual se ha transformado por transmutación mística o, dicho de otra forma, la realización del arquetipo interior.
Por su lado, el Taoísmo Alquímico denomina Feto Inmortal a su producto final. Las energías han sido transmutadas recuperándose el Tao primordial u original o energía indiferenciada que permitirá la unión con el Cosmos. Más aún, se sostiene que se trataría de un cuerpo de naturaleza etérica que va unido exteriormente al cuerpo físico.
Dentro de su abigarrado repertorio de conceptos, la Alquimia Occidental identifica un conocimiento superior, al cual denomina Arte Real. Sería la forma más avanzada de alquimia. Se referiría al dominio, a través del ascetismo y prácticas estrictas, tanto físicas como éticas, que convertirían al adepto en un ser poderoso.
Este nivel de conocimiento tiene una suerte de equivalencia en la alquimia oriental, la cual reconoce un Taoísmo Alquímico Superior, o estadios superiores del proceso alquímico, que incluyen no sólo procesos espirituales como meditación, ejercicios psicosomáticos como control de energías, sino calistenia y dieta, los cuales terminan por otorgar el Feto Inmortal.
Finalmente, respecto de esta mirada psicológica de ambas alquimias, resta por señalar que la Alquimia occidental es claramente mental y parcialmente ligada a lo intuitivo por el uso de simbología o sustitución analógica, por tanto, es limitada respecto de las dimensiones que es posible identificar en forma elemental respecto de la persona humana. Dicho en lenguaje alquímico, estaría mas bien centrada en el elemento Aire y parcialmente relacionada con el elemento Agua.
Sin embargo, el taoísmo alquímico es multidimensional, pues toma en cuenta el manejo armónico de lo mental, lo intuitivo o inconsciente, lo físico o corporal y lo energético o átmico. Es decir, traducido a lenguaje alquímico de occidente, estaría tomando en cuenta los cuatro elementos: Aire, Agua, Tierra y Fuego.
c) Pautas y símbolos
La alquimia, tanto la occidental como la oriental, usan abundantemente de símbolos, los cuales se expresan bajo la forma de palabras o un lenguaje especializado, cifrado, entendible sólo por los iniciados, y, además, de figuras gráficas que representan dichas palabras. Ambas formas de expresión no son sino la forma exterior de ideas claves. La Alquimia Occidental se encuentra en desventaja. Si bien algunas nociones –fruto del trabajo laborioso de investigadores y adeptos- están siendo comprendidas, muchas de ellas se han perdido y la continuidad de maestro a discípulo se ha truncado. En parte, algunas de ellas pueden encontrarse en la francmasonería.
Sin embargo, muy al contrario del destino corrido por la Alquimia Occidental, el Taoísmo Alquímico ha tenido la suerte de conservar dichas claves, las cuales se hallan en textos salvados de diferentes épocas. Más aún, a disgusto de los ortodoxos, en los últimos trescientos años, una cierta gama de obras ha podido expresar en forma más simple lo que tanto tiempo se encubrió ex profeso. Además, aún sobreviven algunos maestros tanto en China continental como en Taiwán o emigrados en otros países.
d) Ciencias y técnicas vinculadas
Anteriormente se señaló que la alquimia, tanto occidental como oriental, ha estado vinculada a actividades externas, operaciones o prácticas de tipo técnico o medicinal, que contribuyeron como fundamento de ciencias históricamente posteriores.
Los alquimistas occidentales, en la actividad práctica vulgar o profana, se desempeñaban en un laboratorio químico-metalúrgico, con la finalidad de realizar la transmutación de los metales. Recordemos que algunos hicieron esfuerzos por producir oro a partir de otras sustancias. Su actividad dio como resultado el descubrimiento de diversos compuestos y elementos químicos y sirvió de base a la ciencia química, a la metalurgia científica y contribuyó a la Medicina, favoreciendo la obtención de medicamentos. Recordemos que uno de los más destacados alquimistas fue Paracelso, quien incursionó fuertemente en la medicina.
Por su parte, los orientales también tuvieron como ambiente de trabajo el laboratorio, fundamentalmente con fines farmacéuticos, buscando la Píldora de la Inmortalidad. Su desempeño sirvió también de base a la química, la medicina herbaria y, aunque parezca sorprendente, al arte culinario. La terapéutica taoísta no sólo buscaba sanar, sino conservar la salud, frenar el envejecimiento y favorecer la longevidad. Pero esto último no era un fin en sí mismo, sino porque el ser humano que vive más tendrá más tiempo u oportunidad de crear el Feto Inmortal.
e) Proyección respecto a la sociedad
El filósofo hermético o su sucesor alquimista supone un espíritu especial, el espíritu de Hermes. Una actitud libre, creativa, crítica respecto del conocimiento basado en la simple fe. Favorece el desenvolvimiento de una persona no sometida a los prejuicios, pero ligada a una ética que debe construirse vinculada a la sociedad y la época en la cual le corresponde vivir. Los más destacados alquimistas intentaron actuar en forma consecuente con su pensamiento. Sufrieron persecuciones, cárcel, represiones injustas que hoy repugnan frente a los derechos de la persona humana que son reconocidos universalmente.
Por su parte, el taoísmo busca la perfección individual, pero tampoco rechaza las obligaciones sociales. El ideal de sabio taoísta es ser un individuo crítico, reflexivo, ético, modesto, prudente y eficiente en el uso de su energía y sus esfuerzos, busca el bien de sus semejantes, participa en su comunidad, en política si es necesario, sin jamás procurar una retribución.
Conclusiones finales sobre Alquimia occidental con respecto al taoísmo alquímico
La Alquimia Occidental, sometida a persecuciones y represiones de todo tipo, parece haber visto roto el hilo conductor, pareciera tener destruidas gran parte de sus claves de comprensión. La herencia de su enseñanza, por lo menos la que se ha conservado, sería mas bien de tipo psicológico en la esfera mental. Algunas tendencias de la francmasonería pretenden ser las herederas de la Alquimia en su forma más elevada, denominada Arte Real. Algunos de sus métodos pueden contribuir a mejorar al individuo sólo en uno de sus aspectos esenciales, la ya mencionada esfera de la mente.
El hecho de que el Arte Real haya llegado fragmentado hasta nuestros días indica que la pretensión de la masonería de alcanzar el Anthropos, sería a todas luces desmedida y eso, por decir lo menos.
El taoísmo, en cambio, ofrece métodos de perfeccionamiento del individuo en todos sus aspectos o dimensiones. Dispone de un enfoque integral y holístico: cuerpo, energías internas, salud, mente, intuición, entorno energético. La Alquimia Taoísta parece haber conservado sus claves y habría una continuidad hasta nuestros días, a través de textos y maestros. Ha tenido la suerte de ver conservado su potencial.
Aunque en ambas alquimias el objeto es el ser humano, ninguna de ellas pretende aislarlo de la sociedad o comunidad o mundo profano. Al contrario, es en el mundo profano o Samsara donde el adepto puede probar la fortaleza de su progreso, la sabiduría de su actuar y la potencia de su influencia sobre el entorno.
Texto: Ismael Berroeta