Àn Mó
es el nombre que recibe la práctica de los automasajes, los cuales se realizan en un orden determinado para activar de manera progresiva nuestra sangre y Qi. El uso de las manos para
estimular la circulación sanguínea y energética ha sido utilizado en las técnicas chinas desde hace miles de años. El automasaje se centra en su adaptación al Qigong entendiendo el estímulo
orgánico y energético de nuestro organismo a través del masaje.
Apretar ejerciendo fuerza y friccionar maniobrando de forma circular sobre la superficie corporal maniobrando en diferentes direcciones proporcionaba distintos resultados terapéuticos. Para ello
empleamos usualmente las manos así como también otros utensilios taoístas tradicionales, con el objetivo de reajustar el equilibrio entre el Yin y el Yang y recuperar la
armonía circulatoria del Qi (energía) y Xué (sangre).